Historia del cultivo de vainilla

La vainilla es originaria de los bosques tropicales del sudeste de Mesoamérica, incluyendo México. Era utilizada desde tiempos prehispánicos por distintos pueblos indígenas, pero los totonacos fueron de los primeros en aprovecharla como saborizante, fragancia y medicina. Para obtener la vainilla o xanath (“flor recóndita”), los totonacas debían esperar a que la flor fuera polinizada naturalmente por abejas y se formaran los preciados frutos. Una vez que maduraban, se llevaba a cabo el proceso de beneficiado tradicional, que consistía en recolectar los frutos y colocarlos sobre lienzos bajo el sol para que se secaran. Cuando la vainilla se calentaba lo suficiente, se cubría con mantas para que “sudara” y adquiriera su textura rugosa y su color pardo oscuro característicos.

La vainilla desempeñaba un papel destacado en la cosmovisión de los totonacas, que realizaban rituales y ofrendas dedicados a Kiwikgolo, señor del monte, cuando recolectaban y beneficiaban la planta. Algunos vainilleros del Totonacapan (Puebla y Veracruz) aún llevan a cabo esta práctica en la actualidad. La vainilla era tan cotizada en Mesoamérica que, cuando el imperio mexica sometió al pueblo totonaca durante el reinado de Itzcoatl (1427-1440), les exigió vainilla como tributo. Los mexicas llamaban a la vainilla tlilxochitl o “flor negra” y los nobles la utilizaban para añadir aroma y sabor a una bebida fabricada con granos de cacao molidos llamada xocolatl o chocolate.

En 1519, Hernán Cortés envió a Francisco Montejo y Portocarrero a España con novedades de la expedición al Nuevo Mundo, entre las que se encontraba la vainilla. La vainilla se popularizó entre los europeos, que la valoraban por su sabor, su aroma y sus supuestas propiedades medicinales. Los ingleses y franceses encontraron usos innovadores para la planta, como la gastronomía, la perfumería y la repostería, además de emplearla como colorante. Sin embargo, sus intentos por obtener frutos de vainilla en sus países y en sus colonias fueron infructuosos por siglos.

Por casi 300 años, México tuvo el monopolio de la venta de vainilla por ser el único lugar del mundo con los polinizadores naturales de la planta. Los habitantes del Totonacapan se dedicaban casi exclusivamente al cultivo de esta planta para exportarla a Europa, siendo los indígenas totonacos la principal mano de obra.

En 1767, Papantla adquirió importancia internacional al convertirse en el primer lugar con plantaciones comerciales de vainilla del mundo. La vainilla del municipio recibió premios en París (1889) y en Chicago (1892) por su calidad excepcional. Aunque Papantla significa “luna nueva”, llegó a ser conocida como “la ciudad que perfuma al mundo” por sus abundantes plantaciones de vainilla, y esta orquídea que está representada en el escudo del pueblo.

Los franceses mostraron un interés particular la vainilla y se establecieron en los alrededores de Papantla en el siglo XIX para dedicarse a la producción de esta planta. En 1841, Edmond Albius, un esclavo de 12 años, desarrolló una técnica para polinizar las flores manualmente por medio de palos de bambú en una plantación de Bourbon (ahora Isla Reunión). Esta innovación marcó el inicio de las plantaciones comerciales de vainilla en las islas francesas del Océano Índico, el Sur y Sudeste Asiático, las Bahamas, las Antillas y la Polinesia Francesa. No obstante, México continuó siendo el principal productor de vainilla en el mundo, aunque el control de la producción estaba en manos de los extranjeros (franceses, españoles e italianos, primordialmente).

Para finales del siglo XIX, la vainilla se cultivaba exitosamente en Java, Tahití, Madagascar, las Islas Seychelles, las Comoras, Mauricio, Reunión, Zanzíbar, Jamaica y otras regiones en los trópicos. Para mediados del siglo XX, la “época de oro” de la vainilla mexicana había llegado a su fin y Madagascar e Indonesia se habían consolidado como los principales productores a nivel mundial.

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Referencias

Chávez‐Hita, A., González‐Sierra, J. 1990. Papantla Veracruz: Imágenes de su historia. Archivo General del estado de Veracruz ISBN‐968‐6171‐32‐0. Litográfica Turmex. S.A. de C.V. México, Ciudad de México.
Núñez y Domínguez, J.J. La leyenda de la vainilla. Recuperada de: http://cronistadepapantla.com/_vnl/_fls/_vnl.htm
Quintana-Bustamante, R., Zaragoza-Quintana, E. P. 2018. La Vainilla. Relatos e Historia en México. Número 113. Recuperado de: https://relatosehistorias.mx/rhm-113.
Sethi, S. (3 de abril de 2017). The bittersweet story of vanilla. Smithsonian Magazine. Recuperado de: https://www.smithsonianmag.com/science-nature/bittersweet-story-vanilla-180962757/